Los masajes como punto de partida para recuperar la fuerza después de un infarto cerebral
La pérdida de fuerza en nuestras extremidades y en general en todo el cuerpo es muy normal después de su sufrir un infarto cerebral. Recuperar esa fuerza será uno de los objetivos que se tendrá que marcar y que con la ayuda de la fisioterapia neurológica podrá conseguir.
Un ictus marca un antes y un después en nuestras vidas, pero ese después no tiene que ser solo negativo. Evidentemente tenemos ante nosotros muchas pruebas y barreras que superar, pero con trabajo, esfuerzo y constancia es posible salvarlas.
En esa tarea no estará solo, su familia y amigos le acompañarán y además debe contar con expertos en fisioterapia neurológica que le asesoren y ayuden en su rehabilitación.
Como hemos dicho antes, la fuerza en las piernas y brazos es uno de los aspectos que se ven más afectados tras un infarto cerebral. Obviamente esta debilidad afecta a nuestra capacidad de movilidad y de realizar cosas por nosotros mismos, y, por tanto, sus efectos negativos también se extienden al plano emocional bajando nuestro estado de ánimo.
Masajes diarios
Dejar atrás esta secuela está en nuestras manos y para ello nuestros fisioterapeutas diseñarán un tratamiento cuyo punto de partida con los maajes diarios. Queremos insistir sobre este punto, porque es normal que a veces nos dejemos arrastrar por la desolación y desistamos en nuestro esfuerzo por recuperarnos, pero no hay que rendirse. El proceso es largo y, quizá, más lento de lo que nos gustaría, pero tirar la toalla es lo peor que podemos hacer.
Los masajes diarios comenzarán con un calentamiento de los músculos de los brazos y piernas. Se aplicarán masajes que eliminen las tensiones, relajen toda la zona en la que se va a trabajar y también nuestra mente.
Después, por ejemplo en el caso de los brazos, se realizarán masajes que estiren bien nuestros músuculos y que nos ayuden a ir levantando el brazo extendido hacia adelante, hacia atrás, hacia un lado. Poco a poco añadiremos giros completos.
También hay que trabajar la movilidad y la fuerza de las manos. Estas articulaciones son fundamentales para la realización de muchas tareas y hay que mimarlas. Existen masajes específicos que preparan esta zona para trabajar la motricidad gruesa y fina de las manos.
El trabajo con las extremidades es bastante similar. Una vez que con los masajes se haya conseguido la movilidad se comienza a trabajar la fuerza, usando pequeñas pesas o con tablas específicas en las que se aplica más intensidad.