La eficacia de la fisioterapia en pacientes con Parkinson
En casos de personas que sufren un ictus, la enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple o incluso ataxia, la fisioterapia se convierte en una herramienta fundamental para conseguir calidad de vida. Y es que el trabajo que realizan con ayuda de profesionales expertos en la misma les ayuda a recuperarse, a mantener su autonomía el mayor tiempo posible, a frenar el avance de su patología…Es decir, a tener un día a día lo más normal dentro de lo que se pueda.
Pero no sólo en esas situaciones, la citada disciplina se convierte en imprescindible, sino también en otras muchas. Así, por ejemplo, también es vital cuando nos estamos refiriendo a pacientes que tienen Parkinson.
Se trata de una patología o síndrome neurológico que es, sobre todo, frecuente en personas mayores de 65 años y que trae consigo numerosas alteraciones tanto en lo que es la postura como en el movimiento. En concreto, la fisioterapia se encarga de trabajar, mediante distintos ejercicios específicos, para conseguir minimizar lo máximo posible ciertos síntomas, tales como estos:
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Temblor regular y rítmico que suele comenzar por una mano y que acaba extendiéndose por otras partes del cuerpo, como el cuello o la cabeza.
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Rigidez del tono muscular.
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Cambios notables en la voz y serias dificultades para deglutir.
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Pérdida de los movimientos voluntarios.
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Notables alteraciones tanto en lo que es la marcha como en la postura corporal.
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Dificultades respiratorias.
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Dolores musculares y pseudorreumáticos.
Esos son, a grandes rasgos, los principales problemas a los que se enfrentan quienes sufren Parkinson y pueden ser reducidos a la mínima expresión con ayuda de la fisioterapia. En concreto, gracias a los ejercicios que establecen los citados expertos para cada sesión, adaptándolos a las necesidades de cada paciente (edad, estado de forma, fase de la enfermedad, sintomatología…) se logran alcanzar los siguientes objetivos:
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Mejorar de manera notable la psicomotricidad.
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Reforzar contundentemente el llamado esquema corporal.
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Aumentar el equilibrio, tanto cuando se está parado como caminando.
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No hay que pasar por alto que también se consigue que quienes sufren Parkinson mejoren su coordinación, sus reflejos y habilidad manual.
Una marcha más segura y una mayor movilidad corporal en general son también otros de los objetivos que se logran alcanzar con la fisioterapia y concretamente con ejercicios específicos de estiramientos, de respiración, de relajación muscular, de cambios posturales…
Todo esto es lo que viene a dejar patente que, sin lugar a dudas, los enfermos de Parkinson encuentran en dicha disciplina de la salud una herramienta imprescindible para disfrutar de mayor calidad de vida.