Ataxias en niños, el papel de un tratamiento de fisioterapia neurológica

Cuando se detecta algún tipo de ataxia en un niño, el tratamiento con fisioterapia neurológica va a ser prácticamente imprescindible. El papel de este tipo de terapia no va a eliminar el problema, pero si puede mitigar hasta cierto punto sus efectos y conseguir que los síntomas no avancen demasiado rápido.

Ejercicios como el movimiento de dedos ayudan son comunes en niños con ataxia.

Lo importante en todos estos casos es que en cuanto le comunican que su pequeño tiene cualquier tipo de ataxia acuda a un experto en fisioterapia. En nuestra clínica contamos con un grupo de profesionales especializados en enfermedades neurológicas que podrá asesorarle y aconsejarle sobre cuáles son los pasos a seguir.

Los objetivos que se marca la fisioterapia neurológica en estos casos es que el paciente, en este caso el niño, pueda tener el máximo grado de autonomía e independencia posible.

Los ejercicios con balones refuerzan los músculos de la mano, brazo y hombro.

Sabemos que cuando se comunica a los padres que su hijo tiene ataxia el mundo se cae encima. Esto es inevitable, hay que pasar esa fase de negación y de duelo, pero hay que procurar alcanzar cuanto antes una etapa en la que se asimila el problema y se pasa a la acción.

En esta fase de ponerse manos a la obra la fisioterapia neurológica juega un papel determinante. Entre otros aspectos ayudará al niño con ataxia para:

• Crear hábitos de trabajo. Cuando a un niño se le diagnostica una ataxia hay que comenzar a trabajar tablas de fisioterapia con él cuanto antes. Es muy importante que los incorpore a sus rutinas, que los vea como algo normal y no como un esfuerzo extra que tiene que hacer.
• Cuidar y fortalecer los músculos. Con los ejercicios diarios de estiramientos, flexiones y rotación el fisioterapeuta conseguirá que los músculos de los niños con ataxia no se atrofien más, que permanezcan lo más fuertes y ágiles posibles.
• Fomentar la movilidad. Con estas rutinas de ejercicios y masajes el cuerpo del niño gana agilidad. Conoce hasta dónde puede llegar por sí mismo y potencia su autonomía. Algo que para él y para sus padres es fundamental.