Vivir con daños cerebrales, consejos de fisioterapia neurológica
Los daños cerebrales dibujan un nuevo esquema de vida. Obviamente nuestra independencia, movilidad y capacidades son diferentes a las de una persona sin daños cerebrales. Sin embargo, nuestra vida puede ser plena y satisfactoria. La clave, como en cualquier enfermedad, es asumirlo cuando antes.
Sabemos que lo habrá escuchado en múltiples ocasiones y que es fácil decirlo, pero no hacerlo. Y tiene toda la razón. Peno no hay que rendirse, seguro que tiene múltiples apoyos a su lado y, por supuesto, también cuenta con la ayuda de expertos en fisioterapia.
En nuestra clínica estamos especializados en enfermedades neurológicas y podemos ayudarle a trazar unas rutinas con masajes, ejercicios y consejos que le ayudarán en su día a día.
El origen de su daño cerebral puede tener distintas causas y obviamente las consecuencias y secuelas serán de distinto grado. Por eso, lo importante es que las reconozca y que las asimile. Así empezará el camino de su recuperación. Una senda en la que la ayuda de fisioterapeutas especializados en enfermedades neurológicas le permitirá aprender a vivir con daños cerebrales y seguir adelante.
En cuanto a ejemplos concretos sobre la ayuda de la fisioterapia neurológica podemos indicarle los siguientes:
- Si los daños cerebrales los ha sufrido hace relativamente poco tiempo, las primeras ayudas de la fisioterapia serán para corregir malas posturas. Para ello se harán ejercicios de estiramientos y de movilidad pasivos. De esta manera se busca corregir lo que está mal y causa dolor y a la vez evitar que vuelvan a aparecer. En esta fase también se trabaja mucho la respiración, pues es determinante a la hora de realizar de manera efectiva los ejercicios.
- Un segundo estadio de trabajo llega cuando el paciente ya se encuentra más fuerte. Ahora el fisioterapeuta le implicará de forma activa en los ejercicios, aumentando su intensidad y marcándose objetivos más ambiciosos.
- Por último llega una fase en la que el paciente está más recuperado e independiente. Digamos que ya conoce sus límites, los asume y ha aprendido a vivir con ellos. Sin embargo, no hay que quedarse ahí. El trabajo fisioterapéutico debe continuar, manteniendo lo que tenemos y marcándonos otros retos a más largo plazo, puesto que en esta etapa la evolución es más lento. Pero eso no quiere decir que no se pueda producir. Lograrlo está en su mano.